Japón tiene un cuestión de población. Después de años de alejarse sociológicamente de las recompensas y tradiciones que proporcionaban incentivos para formar familias, no van a ver cómo más de un tercio de su población disminuye. Racionalmente, en este punto sería prudente dar un paso atrás, examinar las políticas sociológicas y económicas que dieron origen a este problema en primer lugar y abordarlas incluso si molestan a grupos de intereses especiales y a algunas partes de la sociedad.

En lugar de corregir el rumbo, algunos políticos japoneses han decidido eliminar las distracciones de los niños. Y por distracciones me refiero únicamente a los videojuegos.

La televisión, el manga, los deportes, los libros, el streaming, las redes sociales, etc., quedarán totalmente tranquilos, ya que esta legislación propuesta, según Sora News 24  se centrará únicamente en los videojuegos.

En concreto, la legislación, sin ningún castigo aún, prohibirá a los menores de 18 años jugar más de una hora al día entre semana y 90 minutos en festivos y fines de semana. Todas las personas menores de 18 años deberán dejar de jugar antes de las 10:00 horas. Esta legislación aún se encuentra en fase de redacción y sólo se aplicará a la prefectura de Kagawa. Si se aprueba, sería la primera prohibición de este tipo en Japón.

Hasta el momento no se ha presentado nada formalmente a la Asamblea de la Prefectura de Kagawa, pero los legisladores están buscando la opinión del público mientras elaboran su legislación para abordar la adicción a los juegos y mimar a los padres que se niegan a criar ellos mismos a sus hijos.

Mire, seamos realistas: si cuando su hijo llega a la adolescencia no le ha inculcado la capacidad de automotivación, organización del tiempo y la capacidad de priorizar las ganancias a largo plazo sobre la gratificación a corto plazo, ha fracasado como padre. . No es trabajo del gobierno controlar a ustedes, niños, y así implementar medidas resbaladizas que en 20 años se dispararán mucho más allá de sus intenciones originales.

Esto no resolverá el problema demográfico de Japón.

Japón tendrá que aceptar que debido a su abandono sociológico de los valores y recompensas tradicionales que crearon familias junto con su desastrosa política económica, van a experimentar una disminución de su población. No hay nada que vaya a cambiar eso. El gobierno tendrá que reducirse y probablemente modernizarse para ser más eficiente.

Como alternativa, pueden seguir eliminando las distracciones y esperar que aquellos que ahora no tienen una salida no decidan simplemente incendiar Roma y ayudar a los bárbaros a atravesar las puertas.